martes, 9 de octubre de 2018

Algo así como docuficción


Ficción en forma de documental o documental como ficción, no son lo mismo pero se parecen. El caso es que este verano encadené tres curiosas películas en cierto modo cercanas en sus planteamientos, digamos alternativos, o que en su día se hubieran considerado alternativos. 


"SPINAL TAP" (Rob Reiner). La de años que llevaba con ganas de ver la película; había visto fragmentos además de los guiños de los Simpsons y encontré exactamente lo que esperaba, una parodia para echarte unas risas un rato que aún siendo de 1984, sigue teniendo gracia para un señor nacido en 1970 amamantado por la cultura rock. Supongo que a un chaval de hoy los personajes le parecerían patéticos por razones distintas a mí, ya que al no dominar las claves del lenguaje, al no conocer el objeto parodiado, no hay desajuste posible, no cabe provocar la carcajada. 


"EL REY DE LOS BELGAS" (Peter Brosens). Película rara que a mí me sorprendió, me gustó, aunque no es para todo el mundo. La monarquía, por esencia un cuerpo de naturaleza extraña en un estado de derecho del siglo XXI, que durarán lo que tengan que durar, es aquí puesta bajo el foco de una divertida forma. Al rey de los belgas, de visita en Estambul haciendo esas cosas que hacen los reyes de ahora de leer discursos y hacerse fotos, se le independiza Valonia y la película se plantea como el regreso a su patria, como la odisea del héroe mitológico tratando de cumplir con su destino, porque este rey se siente solo, lee y piensa que debe hacer cosas como las que hacían los reyes de antaño, alcanzar la gloria, la reunificación, a través de un viaje lleno de peligros que aquí se convierten en situaciones absurdas  y descacharrantes, como su propia función y destino.  


"MUCHOS HIJOS, UN MONO Y UN CASTILLO" (Gustavo Salmerón). Las otras dos películas son para tipos que les guste algo más que el cine fácil. Esta no, esta chaladura es para cualquiera porque te garantiza unas buenas risas. Cuando lees que la peli la hace Salmerón sobre su madre, resulta inevitable pensar en el glorioso experimento "Carmina" de Paco León, en que algo tendrá de buscar seguir la estela y pillar cacho. Pero he aquí que no, que esta santa mujer no solo se merece una película sino que ya deberían estar trabajando en la serie. Quiero pensar que lo que se cuenta es así, la verdad es que lo prefiero, que existan personas que deciden no vivir como todos los demás, que quieren vivir a su manera desde que se levantan hasta que duermen, porque los sueños en el lecho de un castillo por cuestión de principios han de ser distintos.... y es que no pasa nada por ser diferente, coño. Tanto la señora Julita Salmerón como la película se constituyen en una deliciosa anomalía, no se la pierdan. 

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