sábado, 27 de abril de 2019

Totalitarismo


Si tuviéramos que elegir una sola palabra asociada al siglo XX, podría ser la de un fenómeno propio y novedoso: Totalitarismo. Sus tentativas de puesta en práctica, sus secuelas, su tratamiento literario e intelectual son los que marcan el terrible desarrollo del siglo. 

En pocas palabras, el Totalitarismo busca crear una nueva sociedad en la que la pluralidad, inherente a cualquier comunidad humana, no exista. Conseguir un nuevo ser humano que opere condicionado por una serie de resortes que le marquen el camino del que no se plantee apartarse.  Ese es el ideal de la nueva sociedad, el de una comunidad compuesto por un solo, dócil y previsible modelo de ser humano. 

Los valores o razones que subyacen bajo todo ese entramado coactivo y todopoderoso son realmente secundarios; hemos sidos testigos de tentativas y vías de distinto signo con un mismo objetivo. Al final no importa tanto el hecho de convencer de la justicia o eficacia del mundo perseguido, sino la de la legitimación del procedimiento, la jerarquía, la norma. Es la visión positivista del Derecho de Kelsen. El derecho es derecho porque ha seguido el procedimiento previsto; de ahí su incuestionabilidad. 

"El Capitán" es una estupenda película alemana de hace unos meses, desarrollada a partir de un increíble episodio ocurrido al final de la Segunda Guerra Mundial -ese filón inagotable-, que viene a convertirse en un lúcido ensayo sobre las relaciones de poder entre los hombres, más en una sociedad que ha pasado de enferma a desahuciada. 

Dentro de la locura de degeneración criminal que sucede, surge un elocuente detalle cuando uno de los personajes se alarma porque no se está llevando a cabo conforme al procedimiento previsto, no se está operando "a la alemana". Ese episodio recuerda a la deriva criminal de las fuerzas fascistas rumanas en el exterminio de judíos, que con su feroz antisemitismo escandalizaba a los propios SS, los que se dedicaban a poner orden en la organización de las matanzas.

Si se consigue que la orden, el estado de cosas, el procedimiento,  la legitimación sea incuestionable -en la película proporcionada por un simple uniforme-, tienes el hombre nuevo buscado, el despojado de cualquier rasgo de humanidad. Es entonces cuando pierde sentido y necesidad el concepto de libertad.    

No hay comentarios:

Publicar un comentario