Ser #gótico en Occidente a los veinte vendría a ser un cruce entre angustia impostada y manifiesto estético, una declaración de intenciones, una afirmación sobre sentirse algo fuera de lugar en un mundo cuyo verdadero dolor y violencia está por llegar. Ser gótico con exactamente las mismas pintas en el cuerpo abollado de los sesenta y tantos, se convierte en un cruce entre lo patético y lo audaz. Reconocer que finalmente ganan su apuesta #TheCure y #RobertSmith , el que deja de ser ese tipo con pinta de vieja chocha dedicado a rememorar los éxitos del pasado para sacarse de la manga un gran último disco portador de un espíritu y discurso propio con músicos aun con mucho que contar, revindicando la justificación para seguir manteniendo el negro en su atuendo y su música. Termina el disco #Endsong , un manifiesto circular e hipnótico, una cabal y resignada reflexión sobre el paso y el peso del tiempo, sobre la imposibilidad de comprender el misterio de la existencia. Con un reiterativo “nada” acaba la canción. Y yo pienso en el verso de Lucrecio , el poeta latino: “Nada regresa a la nada”.
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