Alguna vez lo he contado.Sentado en un refugio de los Alpes la segunda noche sin dormir del Ultra Trail del Mont Blanc, aguardando a que le hicieran un apaño a los maltrechos pies del CiegoSabino, rodeado de ecce homos tirados por doquier, sonó "Wish you were here" de Pink Floyd. Y aquella noche en que me sentía algo abatido, algo solo, aterido y dolorido, a punto de regresar a la intemperie de una noche de montaña, la canción me llegó tan adentro que me pareció la más hermosa de la historia; extremadamente sensible por el completo agotamiento, su belleza me inundó hasta extremos desconocidos, abrigándome y elevándome de una forma casi extática hasta las lágrimas.
Esta mañana la escuché y no pude evitar a asociarla a nuestra actual situación, a estos días tristes con tantos que se quieren separados, incapaces de compartir y abrazar a tantos de los nuestros. Pensé si no fuera de nuevo bálsamo frente a la intemperie.
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