sábado, 31 de mayo de 2014

El arte popular de los pastores salmantinos


Iba contaros algo sobre este libro de Carlos García Medina pero releyendo el preámbulo, me quedo con las palabras del autor, la mejor invitación para todo aquel que le pueda interesar el tema.

"En la actualidad, muchos de los cuadros que pinto llevan motivos de la cultura tradicional salmantina y, por supuesto, del arte pastoril. De alguna manera, algo en mi interior quiere que toda esa rica y variada iconografía con sus símbolos sigua viva, y de forma un tanto romántica, la plasmo en mis obras. 

Pero mi afición por el mundo de los pastores la descubrí ya hace muchos años, cuando siendo todavía niño, los avatares de la vida me llevaron a vivir en distintos puntos de las altas tierras sorianas y burgalesas. Deambulé por Tierra de Pinares y pateé las sierras de Urbión y Cameros, donde tuve mis primeros contactos con aquellos seculares apacentadores y trashumantes. Desgraciadamente ellos eran ya el último eslabón, la última generación de esa milenaria cultura pastoril, que se extinguiría con ellos para siempre.

Actualmente se sigue practicando el pastoreo y otros trabajos afines de carácter ganadero, pero ya nada tienen que ver con aquella forma tan sugestiva y personal de vida, que poco a poco ha ido difuminándose en silencio en la segunda mitad del siglo XX.

Recuerdo gratamente cómo me gustaba llegar a las majadas, acercarme a las vaguadas y escuchar a aquellos hombres sabios, con sus rostros duros, curtidos por soles y vientos mesetarios. Acompañados siempre del cayado y de la manta, escoltados por sus perros y mimetizados, plenamente integrados con el paisaje, me iban descubriendo un universo de cosas novedosas para mí y, sobre todo, yo iba descubriendo su calidad humana. De ellos aprendí a valorar las cosas cotidianas y sencillas que conformaban su ciclo vital, su arte y todo su antiguo legado. Así, poco a poco, fui profundizando en su mundo y familiarizándome con aquellos útiles y piezas que ellos realizaban pacientemente, sirviéndose de su navaja, aprovechando los ratos en que el ganado estaba tranquilo y las horas se eternizaban en la soledad de los campos.

Fue años más tarde al regresar a Ciudad Rodrigo, mi tierra de nacimiento, cuando pude comprobar con admiración que esta provincia era muy rica en cuanto a patrimonio pastoril se refiere, dado que aquí vivían en perfecta armonía toda suerte de hateros (pastores, cabreros, porqueros, vaqueros, etc.). Casi sin darme cuante me dejé seducir por ese mundo tan próximo, desconocido, ignorado, e incluso despreciado en muchos casos, formado por un amplio colectivo de gente abnegada, sencilla, rústica y bucólica, que había aprendido a extraer de la naturaleza, el medio que le rodeaba, todo lo que necesitaban para subsistir. Desde remedios naturales hasta el aprovechamiento de las materias primas que el entorno les ofrecía. En definitiva, una cultura propia, muy personal, que nuestra sociedad no ha sabido valorar, y que ha ido dejando de existir.

Aunque por fortuna para nosostros, algunos amantes de la antropología y la etnografía, como el agustino César Morán Bardón o el catedrático Luis Cortés Vázquez, admiraron este ingente legado y nos dejaron estudios y colecciones imprescindibles para comprender y asimilar en la actualidad este importante patrimonio. Gracias a ellos el arte pastoril de la provincia de Salamanca no se ha perdido en el anonimato de la historia"

Carlos García Medina.


Se podría pensar que el libro se reduce a la tediosa enumeración de un catálogo de piezas muebles, pero de sus páginas se desprende mucho más: la reivindicación de una figura del pasado además  del canto a la vida sencilla, la que sabe apreciar lo que nos rodea, tal que ahora nos asombramos frente a piezas tan pequeñas como valiosas, lo mismo que el pastor, libre y en soledad, sabía apreciar su despiadado entorno. 

A mi juicio, mejor que nuestras palabras, la sabiduría de su forma de vida se resume en la sencilla inscripción de un cayado:
 
"Soy hombre honrado y feliz y tengo buen corazón, llevo vida descansada y me suelo entrentener en decorar mi cayado".

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