La estrella azul me ha dejado muy gratamente sorprendido, de
lo mejorcito que he visto en el cine español
últimamente. Una apuesta extraña y arriesgada formalmente de la que
surge una obra densa y accesible a la
vez, tras la extraña poética que desprende el camino vital del carismático
protagonista, a la búsqueda de rumbo existencial y sus razones con la música
como brújula.
Es extraño que no hubiera visto todavía Let´s Get Lost, un
bello testimonio de cómo el don del genio absoluto se inmola, tal que si fuese su
destino fatídico. En exquisito blanco y negro
se describe el descenso al infierno y la visión del propio protagonista y entorno, el
contraste entre el esplendor pasado y la supervivencia del que ya solo existe
como náufrago. Ese proceso reflejado en el deterioro físico, en la sangrante
transición del Adonis griego, de aquel James Dean del jazz al despojo actual
devorado por sus demonios y adicciones.
Dos grandes películas.
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