Como no tengo tiempo para escribir, con objeto de darle un poco de vida al blog, iré publicando algún comentario o trabajo académico que le pueda resultar atractivo a algún lector interesado en estos temas. Comparto este pequeño estudio redactado apresuradamente -disfruto más con la tarea de la recopilación-, sobre población y recursos de una ciudad del mundo antiguo; yo elegí Cáparra, cercano lugar especialmente bello y evocador por su historia y patrimonio, también por la belleza de su entorno natural. Si no la conocéis, bien merece una visita.
CÁPARRA (LUSITANIA)
SITUACIÓN
Se trata de una ciudad de
tamaño medio atravesada literalmente por una de las vías más importantes de
tránsito en el mundo romano hispánico, el Iter ab Emerita Asturicam, la después
conocida como Vía de la Plata por una desviación fonética respecto a la
denominación musulmana.
Se encuentra en
Lusitania, no cabe hacer mención a su anterior ubicación en la Hispania
Ulterior ya que, como explicaré a continuación, la mayoría de historiografía se
inclina por una fundación durante el siglo I, con la partición en tres
provincias, Lusitania, Bética y Tarraconense, ya vigente.
Como núcleos de población
cercanos más importantes podemos señalar la capital Emerita Augusta (Mérida), a
menos de 200 kms, y Norba Caesarina (la Cáceres
actual), no ubicada exactamente en el discurrir de la Vía de la Plata, pero a
escasos kilómetros de la misma, además de Caurium (Coria), más al sudoeste.
Respecto a su ubicación
se encuentra en un promontorio descampado en las cercanías de la ribera del río
Ambroz, el que desemboca poco después en el río Alagón, a la vista de las
faldas del Sistema Central, encarnado en las Sierras de Gata, Gredos y Béjar.
Es importante valorar su
situación geográfica para determinar su origen e incluso la posible composición
de su población. Aunque hay autores que consideran que como en tantos otros
lugares, habría existido un asentamiento prerromano, la mayoría de la doctrina
se inclina por rechazar esta hipótesis dada la escasez de testimonios
arqueológicos y el mismo sentido común, a la vista de la poco propicia
posibilidad de defensa de la posición, junto a una vía muy transitada y alejada
de la clásica ubicación del castro elevado en el margen de uno o varios cursos
de agua a usar como vía de comunicación y línea de defensa. Por otra parte hay
que tener en cuenta la mención de los caperenses
de Plinio el Viejo, siendo un término que no es de origen latino, aunque bien
podrían referirse a los habitantes de toda la zona, no a los de un asentamiento
concreto.
En la ciudad cuya plano se adjunta, se
aprecian los elementos clave en el diseño y distribución de la civitas romana,
extendida sobre el plano ortogonal a partir de la distribución primaria del
cardo y decumanus máximus, como son el foro, las termas, anfiteatro o el
renombrado y majestuoso arco tetrápilo, seña de identidad del enclave, único de
sus características en la península ibérica.
Como señalaba antes, la
fundación acaecería en el siglo I, alcanzando el rango de municipio latino, el
Ius Latii, como tantos otros asentamientos, con el edicto de Vespasiano del año
74 d.c., habiendo tenido en un primer momento el carácter de ciudad
estipendaria, sometida a tributo pero manteniendo el régimen político.
Lo que aparece como
perímetro de la muralla no tendría en origen dicha función defensiva, limitándose a la demarcación del pomerium
dentro del ritual de erección de una civitas.
Respecto a las razones y
antecedentes de su fundación, como señalaba anteriormente, en esta ciudad el camino
sobre el que se asienta coincide literalmente con el trazado del decumanus
maximus, transcurriendo bajo el arco de intersección con el cardus, constituyendo
la propia esencia y casi símbolo de la ciudad.
No me parece descabellado
seguir a Gómez Pantoja, el que plantea como hipótesis el que ya fuera
previamente un lugar de descanso en el camino principal que comunicaba el norte
y el sur de la península, de seguro ya
usada para el transporte del ganado durante los inviernos a las zonas y pastos
más cálidos del sur. Lo que ya parece quizá algo más aventurado sea considerar
la posibilidad de la existencia de algo así como ferias y mercados de ganado que
no hubieran dejado evidencias arqueológicas. Por otra parte nos encontramos en
los límites del territorio vetón, pueblo eminentemente ganadero, cuyo símbolo
es el verraco, posible señal o límite de territorios o pastos además de un
probable carácter apotropaico o protector del ganado.
Aquí estaría el
antecedente y uno de los recursos de la recién creada Cáparra cuya población
procedería en gran parte de la de los varios castros y asentamientos
prerrromanos de las cercanías, en este caso sí documentados.
Tampoco se debe olvidar
otro dato importante, el hecho de que fuera punto de paso en el camino que
llevaba hasta la importante ciudad de Caesar Augusta (Zaragoza), lo que acentúa
aún más si cabe su valor estratégico.
DESCRIPCIÓN URBANA
Planta en forma de
retícula o hipodámica.
Los materiales utilizados
son principalmente ladrillo, granito y mortero de cal y canto.
No he encontrado la
longitud de lo que constituirá el perímetro de la muralla, pero en cuanto a la
superficie, según las autores, oscilaría entre las 12 y las 16 hectáreas.
Teniendo en cuenta esta superficie, comparando con otras ciudades de tamaño
similar, me aventuro a proponer una longitud de alrededor de dos kilómetros.
Antes que nada se ha de
partir de la escasa urbanización que caracteriza a la Lusitania, sobre todo en
su franja más al norte frente la mayor presencia de ciudades de la Bética. Prácticamente
todo lo que hoy vemos procedería de la época de esplendor, Alto Imperio, siglos
I y II, antes de la crisis generalizada y estancamiento del siglo III.
Anfiteatro
No se trata de una gran
construcción, lo que proporciona claramente una visión de su población
contenida. Es una estructura sencilla, de finales del siglo I, formada
fundamentalmente con tierra y madera, similar a la que construirían las
legiones en largos acantonamientos. Sin embargo, es importante tener en cuenta
que a pesar de tratarse de una instalación modesta pero sólida, recuperada en
recientes excavaciones, los juegos eran costosos y la existencia de la
estructura indica prosperidad de la ciudad.
Decumano, arco tetrápilo
Insisto en el hecho de
que este vía era la más ancha (4,50 m) y mejor cuidada de toda la ciudad, de
carácter monumental, la que enlaza la capital con Asturica, con pórticos con
columnatas y muchos establecimientos comerciales (tabernae) a los lados,
verdadero motor económico de la urbe.
Foro
A un lado del arco, cruce
de cardo y decumano, se extendía otro elemento clave de la arquitectura urbana
romana: el foro, con basílica a un lado, curia al otro y tres templos al frente.
Desconozco si la curia
estaba formada efectivamente por cien decuriones o era algo más reducida a la
vista del número de habitantes de Cáparra, como ocurría a veces en otros
asentamientos.
Hay un dato curioso
respecto al diseño del foro, se trata del hecho de que coincida en sus medidas
con el de Conimbriga, importante población en las cercanías de la actual
Coimbra, lo que da a entender que podría haber sido realizado valiéndose de un
mismo modelo.
Toda esta piedra
procedería de canteras cercanas, lo que ya constituye un índice de otra
actividad profesional desarrollada en la ciudad, labores de cantería
necesariamente llevada a cabo por expertos.
Viviendas
Se constata además de la
existencia de los clásicos grupos de viviendas constituidos en manzanas
(insulae), dedicada a los vecinos origen común, una gran domus que abarca otra
manzana entera con una extensión 1100 m²
Termas,
con todos sus elementos característicos, incluida una palestra para la práctica
de ejercicio físico.
Necrópolis
Las necrópolis romanas se
encontraban a las afueras de la ciudad; en Cáparra concretamente hay tres,
registrándose restos del cambio en las costumbres, el paso de la incineración a
la inhumación.
Abastecimiento
de agua
Existe un pequeño embalse
situado al sur de la ciudad del que existen restos (Aqua Agusta). Agua traída a
la ciudad por Albinus, sufragada por este ilustre ciudadano.
COSTUMBRES RELIGIOSAS
Nos encontramos con la
normalizada tríada capitolina (Jupiter, Juno, Minerva), a la que estaría
dedicada uno de los templos del foro, además de los lares en el ámbito
familiar.
Resulta más
característica la aparición de una cabeza de Mercurio, dios del comercio, lo
que puede considerarse elocuente a la vista de la orientación de la ciudad.
También es peculiar la referencia a las “nymphae caprenses”, divinidades
acuáticas de carácter salutífero.
ACTIVIDAD ECONÓMICA.
Creo que lo que resulta
innegable es que Cáparra se convierte en un lugar central respecto a los territorios
rurales periféricos.
Insisto en suponer al
comercio como la principal actividad económica, probable causa de
enriquecimiento y refinamiento de las clases altas, no pudiendo olvidar que la
gran capital se encuentra cercana y bien comunicada, siendo constante el
trasiego de personas y bienes.
Respecto a la agricultura, se cultivarían los tres
productos básicos en la zona: cereal, vid y olivo.
Las referencias de los
autores clásicos a Iberia en general, a Lusitania en particular, de Plinio el
viejo, Varrón o Polibio que hablan de tierras aptas para el cultivo de cereal,
también con amplios bosques, haciendo referencia expresa a las encinas y la
ganadería, en concreto a caballos, cerdos y ovejas.
También hay que tener en
cuenta la fertilidad de las tierras del norte de Cáparra, regadas por el río
Ambroz, que suministraría una variedad de vegetales y frutas.
En principio no hay
evidencia arqueológica de la división de la tierra en lotes, de las clásicas
centuriaciones parcelarias, lo que no significa que no existieran. Sí hay
constancia de varias villas destinadas a la producción agrícola y ganadera en
las cercanías además de a la producción de vino y aceites. Respecto a los
cereales se cultivaría trigo, centeno y avena. Complementos importantes de la
dieta también serían frutos del bosque
como la castaña, nuez, etc.
Como ya he expuesto al
comienzo, efectivamente la ganadería jugaría
también un importante papel ya que siguen siendo tierras propicias con
vegetación frondosa, clima benigno, sin accidentes geográficos reseñables, con
pastos y agua. De ahí se deduce esa hipótesis de concebir a Cáparra en origen
como cruce de varios caminos de ganaderos, lugar de descanso y reunión en la
trashumancia. Se han hallado escombreras con huesos de ganado bovino, caprino,
ovino, de aves y caza.
A partir de los productos
locales y los importados, sería fácil deducir y conseguir esa dieta básica a la
que se refiere Juvenal, la conformada por pan, pescado, vino, queso y dátiles. No
está de más hacer una pequeña referencia a que no se encontrarían muy lejos de
las factorías de la famosa salsa garum hispana.
Otras de las actividades
sería la cantería, valiéndose de la
cercana y abundante materia prima de granito, con prueba fehaciente de su buen
hacer en los monumentales edificios públicos.
También se han encontrado
pruebas de un horno de alfarero, además
de restos de tradición indígena, y hay una interesante relación con la ciudad
de Clunia, habiéndose recopilado varias inscripciones funerarias de oriundos de
esa ciudad, ubicada en la actual provincia de Burgos, situada a más de 400 kms,
barajándose que se tratara de un colectivo de artesanos de la cerámica.
Para finalizar constan
igualmente restos de fragua con
escorias de hierro y bronce.
Respecto a recursos mineros, mencionar el oro que
sería recogido en los márgenes de los ríos durante el estío, producto de
aluvión, que no debían ser demasiado abundantes. Hay que tener en cuenta el
paso entre el norte y el sur de los metales de las zonas mineras de ambos
latitudes, por ejemplo oro en León, estaño también en el norte y las grandes
minas del sur y en la cercana Civitas Igaeditanorum, unidos a la única
presencia de tropas constatada durante el Alto Imperio en la Lusitania,
probablemente destinadas al control de la actividad minera. Y es que con la
última reorganización provincial de Augusto, Lusitania pasa a ser una provincia
inermis, sin tropas después de pasar las legiones del norte, las asentadas en
Rosinos de Vidriales, vigilantes de la problemática zona norte, a depender de
Tarraco.
Me parece esencial hacer
una referencia al evergetismo como
importante motor de la actividad económica, la iniciativa de los miembros de la
clase pudiente que para conseguir prestigio y medrar en su carrera pública a
través de su ingreso bien en la magistratura, en la curia o en el sacerdocio,
financiaban las principales obras públicas, cuya prueba más fehaciente es el
majestuoso arco tetrápilo dedicado a la memoria de sus padres por el oferente,
el agua traída por Albinus o el templo dedicado a Júpiter por L. Valerio
Vegetino.
Alrededor del 6% del área
de la ciudad se encontraría ocupada por construcciones públicas y religiosas,
estimándose una población durante el Alto Imperio de alrededor de 2.500
habitantes, lo que supondría una densidad de población algo más baja de la
propuesta por Gonzálbes Crabioto (250 habitantes por hectárea) en la Hispania
romana; concretamente, si nos quedamos con las 15 hectáreas de superficie,
sería de 167 habitantes.
POBLACIÓN
Hay un dato referente a
la población que me parece muy significativo, que incide en la propia
idiosincrasia del enclave, claramente mediatizado por la vía que lo transita,
su propia razón de ser. A la vista de las inscripciones caperenses conservadas,
el porcentaje de forasteros y transeúntes ascendería al 17,1 %, mucho más
elevado que en otras poblaciones cercanas. La procedencia es muy variada pero
se documenta un 42 % de clunienses, un extraño vínculo ya señalado cuyas
razones se nos escapan; Gómez Pantoja lo atribuye al traslado de ganados,
descartando la posibilidad del reclamo de las pequeñas explotaciones auríferas
o de aluvión en ríos cercanos, aunque también podrían ser, como ya apunté
gentes dedicadas a la actividad cerámica.
EVOLUCIÓN ECONÓMICA
A la luz de la evolución
económica del Imperio y de Hispania en particular podemos señalar algunos
factores que seguro afectaron a la actividad económica de Cáparra, en
particular la crisis económica que se origina durante el Bajo Imperio. Factores
como los masivos reclutamientos, revueltas cercanas, inflación, derrumbamiento
de las redes comerciales, verdadero pulmón de Cáparra, pasándose a una economía
de subsistencia, con la formación del latifundio y el nacimiento de la
servidumbre antesala del mundo feudal.
La ciudad pasa de ser una
ciudad abierta a amurallada. La riqueza se relaciona menos con el poder civil y
las magistraturas que con la acumulación de tierras en latifundios cuyos
centros son las villas.
Hay un episodio violento,
el casi seguro asalto de la ciudad a finales del siglo III, acreditado por la
aparición con abundantes restos de incendio en el registro arqueológico. En
este momentos se produce el fenómeno del reaprovechamiento de piezas
procedentes de edificios emblemáticos, así como de lápidas funerarias o
miliarios.
ABANDONO
Se produce un paulatino
abandono a partir del siglo IV, dentro de un proceso de desintegración global
cuyas causas exceden el propósito de este trabajo, acompañado del descenso en
el flujo de mercancías y un deficiente mantenimiento de la red viaria. Puede
que siempre permaneciera una población muy residual pero constancia directa de
pobladores no se tiene hasta el siglo XVI.
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