sábado, 22 de junio de 2019

Una semana para cinco años después


Salvo fuerza mayor, el próximo domingo, tras cinco años sin competir, me volveré a colocar un dorsal en el triatlón de Salamanca. Distancias: 1,5 kms.de natación, 80 de bici, 20 de carrera. 

Aunque me sigo considerando perro viejo, zorro con conocimientos plenamente válidos para enfrentarme a la prueba, la idea de regreso sí que añade algo especial a la motivación y excitación propia del acometer un reto de este tipo.

Evidentemente mi propósito es terminar, sin más, y descubrir cómo responde mi cuerpo tras tanto tiempo sin exigirle esfuerzos de esta entidad, con varias horas de competición en solitario. 

La natación es corta, no supondrá mayor problema de desgaste, la bicicleta tampoco es muy larga, se trata de hacerla con cabeza. Para mí la gran incógnita es saber cómo se comportará mi cuerpo en la media, si todo será un continuo penar tirando solo de motivación y orgullo, o me quedará margen para jugar con ritmos y barajar tácticas cara a la estrategia final de entrar mínimamente entero, disfrutando de al antaño familiar sensación de cruzar la meta  en una carrera de larga distancia 



La verdad es que en los entrenamientos, más serios últimamente, no me he sentido mal, me veo progresar y tampoco noto gran diferencia respecto a lo que hacía en tiempos. También es cierto que casi siempre entreno en solitario, a los ritmos que me marco yo. Lo que sí tengo claro es que disfruto más con el fondo, lo de la intensidad y echar el bofe creo que quedó atrás, cosas de la juventud que solo vuelven en momentos puntuales. 

También es cierto que cuando formaba parte de la cofradía, la forma óptima sobre todo la conseguía en habituales competiciones puente, más o menos importantes, hecho que ahora no se volverá a repetir. En función de cómo resulte la cosa el domingo, decidiré si regreso al mundillo, al de las carreras, porque del entrenamiento ya no creo que me vuelva a desvincular. Si es que sí, solo me apuntaría retos puntuales muy exigentes de larga distancia, nada más. De viajes de ese tipo y de la liturgia que conlleva no me queda mono alguno.

Veremos, contaremos.

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