A la vista de las imágenes, no creo que uno de mis géneros favoritos, el de las vanitas, necesite mayor explicación.
El término procede un versículo del Eclesiastés: "Vanitas, vanitatum et omnia vanitas" (Vanidad de vanidades y todo vanidad).
Dejando de lado la iconografía y la acumulación de símbolos y significados, la explicación más simple y pedestre de estas alegorías viene a reducirse en el a santo de qué tanto desvelo, orgullo y afán si tu único reflejo real es el de la oscuridad de la cuencas vacías de tu calavera. Si puede que el mañana no exista y cada amanecer no es más que un día más cerca del nunca lejano final.
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