martes, 8 de septiembre de 2020

Balance del grado en Historia del Arte: libros y libros en párrafo y medio


Haciendo un voluntarioso esfuerzo de contención, tras el ingente acopio de datos que han completado un bello y exigente camino al que he sentido darme forma durante los últimos cuatro años, me preguntaba si podría prescindir de una larga explicación sobre todo lo descubierto, todo lo llegado para quedarse y enriquecer mi vida con una profundidad difícil de calibrar.

Tras esa infinita relación de formas o expresiones vertidas durante siglos, me basta un detalle para mí tremendamente significativo, el del giro insinuado o decidido por algunos de los más grandes, por Tiziano, Velázquez, Rembrandt, Goya o Turner. Un camino emprendido que nos transmite algo de desengaño, un recular del maestro a una suerte de imperfección, a la liberación de la pincelada suelta, a la audacia de volverse incomprendidos, pero que ellos casi entienden como conclusión inevitable a su obra. Me quedo con la pregunta de qué empuja a Goya pintar al final de su vida un perro hundido en un espacio vacío como advirtiéndonos que no hay más, que la vida era esto. El mismo desamparo del único superviviente de “Amanecer después del naufragio” de Turner. La soledad y el desamparo de ese perro son las del hombre frente a la inmensidad y la muerte.

¿Qué significa? Pregunta siempre el profano ante el cuadro. No, el arte no significa, el arte comunica, el arte cuenta. El arte no apela a la razón, el arte apela a la verdad y la verdad siempre es una pregunta.

Me quedo con una frase de Turner que descubrí casi mi último día de estudio serio y que conecta mágicamente con lo que yo pienso y siento cuando me enfrento al arte y la cultura, cita que me sirve de lúcida despedida:

“No lo pinté para que fuera entendido”

Cierro con una maravillosa foto de 1888 sobre el descubrimiento de la escultura clásica conocida como “El púgil”, que apareció como refleja la foto, completa, tal que si hubiese aguardado  sentado casi dos mil años a regresar a la vida. Pura poesía en imagen, metáfora del arte como vía de  conocimiento para cuestionarnos y comprendernos.

Fin de un principio en mi vida.


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