lunes, 5 de octubre de 2020

Son 50 años larga distancia




"Somos lo que hacemos día a día. De modo que la excelencia no es un acto sino un hábito" (Aristóteles)


50 años bien pueden considerarse larga distancia, y siento que aún no me bajé de la bici para afrontar la prueba de la verdad: el maratón. Demasiados proyectos, demasiados libros, demasiados kilómetros por afrontar en el futuro. Me autoengaño y creo comenzar por razones profesionales mi tercera carrera. De fondo el mantra de los mandamientos de la larga distancia, las "tres c" :la natación con calma, el ciclismo con cabeza, la carrera con coraje (era con cojones). Mis "tres c" profesionales: capacidad, conocimiento y compromiso, las de mis dos jefes-modelo, C y C, que con estilos casi opuestos las practican a diario con determinación granítica. Al final siempre la única respuesta posible en forma de acción o voluntad. 

Persiguiendo el silencio que me muestre quién soy yo. El vacío antes de mutar en lo que crees. Y ese miedo a la inevitable pérdida de tanto que no merezco.  El camino y el fin siempre han de ser lo mismo, cada día como búsqueda , atención y pregunta, como lucha, renuncia y respuesta. 

La vida pasada como tierra quemada de culpa y autorresentimiento, terreno fértil para la cosecha y la construcción del asombro cotidiano como único puerto y destino, como única forma de vivir. 

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