La sangre nutriente convertida en homicida. La sangre
inundando un cerebro en el que las luces se apagan hasta el silencio del faro.
Sí, nos quedan tus palabras, la concepción del hombre como ser hambriento de un
conocimiento al que solo se llega por la vía de la pasión y el esfuerzo. Sí,
nos quedan tus palabras, pero no volverás a pisar esta trinchera cada día más solitaria. Mañana la ministra de
educación dedicará unas sentidas frases institucionales en recuerdo del sabio
mientras firma órdenes de desmantelamiento del pensamiento verdadero, órdenes de
proscripción contra ti y los tuyos.
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