Miró al cielo y no vio. Volvió a mirar, se empeñó y nada sucedió. Él ya no estaba. Se preguntó si le bastaría su recuerdo. Si la inevitable traición del inevitable olvido no sería demasiada carga para continuar. El secreto no era tanto ver como poder ver, como entrever. Recordó sus palabras: todo se encuentra en la soledad, en el miedo, en la vulnerabilidad, en la herida. Solo ahí se halla el poder y el fin .
No hay comentarios:
Publicar un comentario